Recuerdo una excursión de pequeño que me puse a repasar lo que llevaba puesto: los calcetines, los zapatos, el pantalón, los calzoncillos, la camiseta, el jersey, la camisa… Así estaba de pequeño, repasando una y otra vez toda la ropa que llevaba puesta. Bien sea porque hemos educado al gato a acostumbrarse al transportín o hemos logrado introducirlo a la fuerza para acudir al veterinario, otra recomendación útil es cubrir el transportín con una toalla, camiseta vieja o un trapo oscuro que cubra las verjas y mitigue el impacto de toda la información que recibe en forma de olores, visual y ruidos desconocidos para él.