Iván, compañero inseparable de aventuras y maestro en el arte del regateo, consiguió bajar el precio del billete por debajo de lo habitual. Y buena elección el rojo como color secundario del Celta, a juego con la Cruz de Santiago de su escudo. Pagamos menos que los propios colombianos. Así que me tuve que arrastrar en taxi hasta la terminal de buses para tomar uno en dirección hacia Cartagena.